Vivimos en un mundo donde acostumbramos a definirnos por lo que hacemos. La vida social gira alrededor del trabajo y la profesión, pero ¿qué sucede con las necesidades de nuestra vida personal? Mucha gente renuncia a esos derechos para evitar problemas con sus superiores. Sin embargo, empiezan a esbozarse nuevas realidades en el mundo laboral. El equilibrio entre la vida personal y profesional es cada día más posible y contribuyen a la mejora en la Experiencia del Colaborador.
En las últimas décadas se hizo popular el término Workaholic o Adicto al Trabajo. Un claro reflejo del estilo de vida que lleva nuestra sociedad, poniendo ante todo la vida profesional y cargas laborales. Las nuevas generaciones, aquellos que vieron a sus padres trabajar incansablemente, no quieren hacer lo mismo que ellos y esperar a jubilarse para empezar a disfrutar su vida. Cada día más personas (sin importar su edad), comienzan a sumarse a esta tendencia, reclamando un equilibrio entre su vida personal y profesional a las empresas que los contratan. Es un gran desafío para las empresas en la actualidad el de ofrecer una satisfactoria experiencia del colaborador, para retener y fidelizar estos talentos.Se ha demostrado que los planes de flexibilidad horaria en el trabajo generan un ciclo virtuoso de ganar-ganar para ambas partes involucradas. Pero en nuestros países existe una cultura del presencialismo laboral, que prolonga horarios improductivos e ineficaces. Según los datos disponibles, Asia y Sudamérica son los que llevan la delantera, seguidos por España y Portugal, los países con menor flexibilidad horaria en Europa.
En países como Japón y China se ha convertido en un problema de salud pública, ya que han identificado un fenómeno que llaman Karoshi o muerte por exceso laboral. Las personas que sufren de Karoshi trabajan hasta 122 horas extras por mes. Sus causas más comunes son infarto cardíaco, accidente cerebro vascular y suicidio. Los casos fatales en 2015 ascendieron a 2310.
En contraste con esta realidad, los líderes mundiales en flexibilidad laboral son países como Finlandia, Suecia, Alemania y Dinamarca. Jornadas laborales de 6 horas por día existen desde hace más de una década en empresas suecas. En estos países el promedio de horas trabajadas por semana es de entre 38 y 39. En Argentina el promedio es de 45 horas y en países como México esta cifra llega a alcanzar las 48 horas de trabajo por semana.
También la ley en esos países europeos es más beneficiosa en cuanto a licencias laborales. Por ejemplo, en Suecia otorgan hasta 18 meses de licencia por maternidad, mientras que el promedio en la Unión Europea es de 6 meses y medio. En nuestro país la ley otorga solo 3 meses de licencia por maternidad. Claramente, las diferencias son abismales.
Más allá de los permisos mínimos que postula la ley de cada país, las empresas pueden tener arreglos de horarios flexibles con sus colaboradores. Las propuestas de valor de las empresas suelen ofrecer algunas de estas posibilidades:
- Permitir escoger el horario de entrada y salida que mejor convenga a su realidad personal, sin que esto afecte a su trabajo o cantidad de horas semanales.
- Permisos especiales, o licencias sin goce de sueldo de hasta tres meses para realizar alguna actividad o cumplir un proyecto personal.
- Trabajo desde su casa o Teleworking, durante situaciones especiales que atraviesa el colaborador, o como modo de trabajo diario según las características del puesto.
- Trabajo parcial o part time. Jornada de 4 a 6 horas por día.
- Trabajo comprimido. Las horas semanales en menos días.
- Trabajo compartido. Un mismo puesto y sus responsabilidades son compartidas por dos personas que trabajan part time.
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Transformando el Paradigma Laboral centrados en la Experiencia del Colaborador: Flexibilidad Horaria como Estrategia Competitiva
¿Cuáles son los beneficios de tener planes de flexibilidad horaria? Se observa una disminución del ausentismo laboral, mayor índice de productividad, aumento del nivel de compromiso y de satisfacción con el trabajo. También mejoran los resultados que obtiene la empresa y la responsabilidad con que los colaboradores asumen sus tareas diarias.
Debe ser una prioridad ofrecer a los trabajadores un ambiente de trabajo apropiado, y planes que le permitan tener un adecuado equilibrio entre su vida personal y laboral. Estos beneficios impactan directamente en los índices de clima laboral y calidad de vida en el trabajo.
Además de generar estos beneficios, ofrecer planes flexibles es una estrategia para crear una marca empleadora, es decir, ser un lugar atractivo para que la gente quiera trabajar en nuestra empresa. De este modo, se convierte en una ventaja competitiva, ya que empezamos a gestionar desde un modelo de selección inversa, donde las personas talentosas llegan a nosotros espontáneamente.
¿Conclusión? No se trata de cantidad sino de calidad del trabajo. Hay que medir resultados por objetivos en lugar de presencia. Debemos ser creativos para diseñar los planes de flexibilidad que sean factibles en nuestra organización. También hay que tener muy claro que la propuesta debe ser flexible y variada, ya que las necesidades de las personas no sólo son diferentes, sino que van cambiando a lo largo del tiempo.
El secreto está en no quedarnos estancados. El mercado laboral se transforma y nuestro modelo de gestión también debe hacerlo si pensamos seguir activos en el futuro. ¿Qué esperas para comenzar?
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